Ganancias materiales

Multitud de arquitectos están analizando materiales que podrían atenuar las emisiones de carbono

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En los últimos años parece existir un tema recurrente en las ferias de diseño y arquitectura. Un ejemplo lo encontramos en Orgatec 2018, la feria bianual de equipamiento de oficina. El plato fuerte de esa edición fue una instalación organizada por Haute Innovation centrada en aquellos diseñadores que logran resultados increíbles con diferentes materiales. Allí se podían ver sillas producidas con cardo de alcachofa y resina biológica, hamburguesas creadas a partir de gusanos de búfalo, sobres fabricados con estiércol de elefante y zapatos diseñados a partir de hongos de árbol. Cuatro años más tarde, el tema de conversación en la feria Architect@Work, celebrada en la antigua fábrica de cerveza Truman, en Londres, fue una zona titulada «Oxígeno puro» donde se exhibían numerosas ideas, desde tejidos de secado rápido hasta alternativas al cuero realizadas con hojas de tabaco, ladrillos diseñados específicamente para animar a las abejas albañiles y cortadoras de hojas a anidar, y baldosas creadas a partir de la gravilla recogida al limpiar las carreteras.

Ambas exposiciones mostraron soluciones fascinantes dirigidas a atenuar las emisiones de carbono del sector. Sin embargo, ninguna de las dos parecía tener mucha relación con la gran variedad de productos expuestos por los fabricantes en los pasillos de ambas ferias. Todo esto nos sugiere que la innovación sí se está produciendo, pero está tardando demasiado en incorporarse a la corriente general.

Uso de materiales innovadores en Londres.
Stock Orchard Street, Londres, 2001, Sarah Wigglesworth, Jeremy Till. Foto © Paul Smoothy

¿Y qué hacer al respecto? Hay arquitectos y diseñadores que intentan reducir esta distancia, utilizando a menudo técnicas y materiales tradicionales y combinándolos con la tecnología.  Una de las primeras en captar la atención del público fue Sarah Wigglesworth, quien diseñó su casa-oficina, Stock Orchard Street, con su socio Jeremy Till en un solar del norte de Londres hace más de 20 años. La casa se construyó con materiales como la paja para crear las paredes de los dormitorios, y los escombros del solar se utilizaron en los gaviones del área de oficinas. Asimismo, el muro que daba a las vías de tren se cubrió con sacos de arena. El edificio apareció en la primera serie del programa de televisión Grand Designs, pero si se observan los recortes de prensa de aquellos años, no aparece mencionado al tratarse de una rareza: muchos aluden a The Good Life, una serie de televisión muy popular en aquella época, y a las comunas hippies del norte de Gales.

Curiosamente, el diseño del edificio combinaba técnicas olvidadas en el Reino Unido con ideas vanguardistas. De hecho, Wigglesworth tuvo que aprender a construir con paja de la mano de expertos estadounidenses. El edificio se asienta sobre muelles para amortiguar las vibraciones de los trenes. Quizás no transformara la arquitectura, pues es evidente que no se produjo una súbita aparición de casas construidas con sacos de arena, pero sí que contribuyó a replantear el debate en este campo.

Interior de una casa en Reino Unido construida con materiales innovadores.
Flat House en Margent Farm, Cambridgeshire, Reino Unido, 2019, Practice Architecture. Foto © Oskar Proctor

De hecho, existe una conexión directa entre Stock Orchard Street y Flat House en Margent Farm en la campiña de Cambridgeshire. La casa es obra de Steve Barron, quien quiso crear algo que pudiera dejar como legado a sus nietos. El director de cine y televisión tuvo la idea de comprar una granja y construir una casa a partir de los cultivos que crecían en sus campos. Descubrió el cáñamo, una extraordinaria planta que puede utilizarse para una amplísima variedad de cosas, desde pan hasta edificios, pasando por prendas de vestir, interiores de automóviles, pintura, papel y biocombustibles.

Y no solo eso, también fija el carbono, rellenando el terreno y eliminando las malas hierbas sin necesidad de utilizar productos químicos. Y, potencialmente, se trata de un cultivo con cero residuos, lo que significa que todo es aprovechable. Por último, puede sembrarse para regenerar terrenos contaminados. Para los muros, Practice Architecture ideó un sistema de cajones prefabricados con estructura de madera y rellenos de hormigón de cáñamo cultivado en 20 acres de la granja. Además, se desarrolló una innovadora baldosa ondulada a partir del exterior de la planta de cáñamo como revestimiento. El resultado es una vivienda sostenible que utiliza hábilmente un material no extractivo para crear algo un poco especial.

En ambos casos se trata de proyectos maravillosos que marcan el camino a seguir, pero es poco probable que un constructor de viviendas a gran escala los adopte en breve.  Sin embargo, un material cuyo uso se está incrementando es la madera laminada. ¿Cuál es el motivo? Es sostenible, proviene de un recurso renovable que bloquea el carbono, el sistema de construcción prefabricada significa que el edificio se construye de forma relativamente rápida y silenciosa y es fácil de reutilizar. En palabras de Andrew Waugh, cofundador del estudio de arquitectura Waugh Thistleton y defensor del material: «¿Quieres poner una ventana? Saca una motosierra».

Piedra caliza como revestimiento, otro material innovador usado en la construcción.
Clerkenwell Close, Londres, 2017, Groupwork. Foto © Agnes Sanvito

Otro material similar es la piedra. El controvertido pero en mi opinión brillante proyecto de uso mixto 15 Clerkenwell Close de Groupwork utiliza la piedra caliza como armazón en lugar de aplicarlo como revestimiento del acero o el hormigón. Curiosamente, para encontrar a los artesanos apropiados, Amin Taha se vio obligado a trasladarse a Francia. En su momento me comentó: «En este país solo formamos a los canteros en proyectos de ornamentación, decoración o restauración. En Francia siguen formándolos para trabajar con superestructuras». Taha afirma que el coste del edificio habría sido mucho mayor si se hubiera utilizado una estructura de acero revestida de piedra, mientras que el ingeniero de sostenibilidad llegó a la conclusión de que se había producido un ahorro del 90% en carbono incorporado. Tal como señala, «se trata de un producto prefabricado y preprocesado». Más recientemente, ha estado investigando con el ingeniero estructural Webb Yates la posibilidad de utilizar la piedra y la madera laminada para construir una torre de 30 plantas con capacidad para fijar el carbono.

Lo que estos arquitectos sugieren es que existen formas alternativas de construir que apuntan en una nueva dirección. Tal como Taha ha señalado en el pasado, «nunca vamos a dejar de utilizar el acero; nunca vamos a dejar de utilizar el hormigón. Se trata únicamente de decidir de forma inteligente qué materiales son más adecuados para cada estructura».

Imagen principal: Flat House en Margent Farm, Cambridgeshire, Reino Unido, 2019, Practice Architecture. Foto © Oskar Proctor

 

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